
Publicado por
Esteban Villalobos
Abril 04, 2025
¡Saludos GM's!
Hoy comparto ciertas ideas que tengo sobre esa fórmula matemática que parece "predecir" tu destino en la competición presencial de torneos. Es una mirada crítica al sistema que mide nuestras partidas… ¿o nuestras vidas?
Son apreciaciones personales con la intención de interpretar mejor ese número que algunos puede llegar a obsesionarles. Iniciemos con:
📊 1. ¿Qué mide realmente el ELO presencial?
El sistema ELO, ideado por el físico Arpad Elo en los años 60, fue creado con una intención simple: Estimar de forma matemática la fuerza de un jugador de ajedrez basándose en sus resultados frente a oponentes con ranking.
En esencia, el ELO funciona como una ecuación de expectativas. Si tenés 1800 y tu rival también, el sistema espera una partida pareja. Si le ganás, subís ligeramente. Si perdés, bajás lo mismo. Si tu rival es mucho más fuerte (por ejemplo, 2200) y lográs medio punto, eso se considera un éxito y se refleja positivamente. Pero si perdés ante un 1500, tu ELO se desploma.
¿Entonces qué mide?
Mide tu rendimiento reciente, comparado con lo que se espera de vos.
No mide tu estilo, ni tu capacidad de cálculo, ni tu creatividad.
No mide cuánto tiempo estudiaste, ni cuánto te esforzás.
Y lo más importante: no es un retrato fiel de tu nivel en todo momento. Solo refleja cómo te fue en promedio contra ciertos rivales. Hay jugadores con comprensión posicional excelente que no logran consolidar buenos resultados por falta de confianza o práctica. Y hay jugadores con buen ELO que se estancan y siguen cosechando puntos por pura experiencia y manejo del reloj.
🔁 2. ¿Estancado o atrapado?
Una de las frustraciones más comunes en el ajedrez presencial es la sensación de estar “atrapado” en un determinado rango de ELO. Por ejemplo, alguien que se mantiene entre 1700 y 1800 por años, a pesar de haber mejorado tácticamente, estudiar finales o incluso leer libros teóricos complejos.
Esto sucede porque el sistema solo responde al resultado numérico de las partidas. Si tenés ventaja en 5 partidas seguidas pero cometés un error táctico en el final y perdés 3 de ellas… el sistema no ve tu progreso. Solo registra los ceros.
El ELO presencial exige regularidad y precisión bajo presión. No basta con saber más: hay que convertir esa ventaja en puntos. Y eso implica experiencia competitiva, resistencia mental, preparación psicológica y hasta gestión emocional durante un torneo largo.
Además, hay factores externos:
Jugar en un país con torneos poco frecuentes o niveles dispares puede entorpecer tu ascenso.
Si enfrentás a jugadores subestimados por el sistema, tus victorias valen menos.
A veces el pareo te perjudica: por sistema suizo, podés enfrentar a muchos jugadores sin ELO o con ELO artificialmente bajo.
Todo esto genera una trampa invisible: no es que no mejores, es que no estás en las condiciones adecuadas para que eso se refleje en el rating.
⚖️ 3. ¿ELO justo o injusto?
Aunque matemáticamente el ELO es elegante, en la práctica puede ser bastante injusto a nivel individual.
Algunos ejemplos típicos de injusticia percibida:
Jugás contra 5 rivales sin ELO (habitual en torneos mixtos). Si ganás todas, no subís casi nada. Pero si perdés una, te bajan muchos puntos.
Hacés tablas con un rival 300 puntos debajo. Aunque fue una lucha real, el sistema te penaliza como si te hubieras dormido en el tablero.
Entras a un torneo después de una pausa larga (trabajo, familia, salud), sin ritmo. Perdés unas partidas que no reflejan tu nivel real. El sistema no perdona.
Y lo peor: el ELO tiene memoria corta. No reconoce si estabas enfermo, si tuviste una semana emocionalmente difícil, o si dormiste 3 horas por el estrés del viaje.
El sistema no conoce tu historia. Solo observa el marcador final.
Por eso, el ELO puede volverse cruelmente impersonal, sobre todo en el entorno presencial, donde las condiciones son variables y muchas veces desfavorables para jugadores amateurs.
📈 4. ¿Inflación o deflación del ELO FIDE?
Una discusión frecuente entre jugadores y entrenadores: ¿El ELO hoy vale lo mismo que hace 20 años?
A favor de la inflación:
Hay más torneos que antes. Más actividad genera más oportunidades de subir.
Los jugadores nuevos arrancan con ELOs bajos, sirviendo de “combustible” para los más experimentados.
La FIDE aumentó el K-factor (la velocidad con la que sube o baja el ELO) en jugadores jóvenes o nuevos, permitiendo ascensos más rápidos.
Esto ha llevado a la sensación de que algunos títulos (como FM o CM) hoy se alcanzan con menor dificultad relativa que décadas atrás.
Pero también hay casos de deflación o "desaceleración":
En países con pocos titulados, los torneos entre jugadores subestimados hacen que todos tengan menos ELO de lo que merecen.
Hay jóvenes muy fuertes que todavía no tienen ELO, y al competir contra ellos, los jugadores establecidos pierden muchos puntos inesperadamente.
Algunos jugadores no pierden puntos porque no juegan más. Su ELO queda “congelado” como si aún estuvieran activos.
Entonces, la inflación no es universal. Depende mucho del país, la federación y la dinámica de los torneos locales. En algunas zonas, el ELO crece con facilidad. En otras, permanece artificialmente bajo.
🧠 5. ELO y psicología: la carga invisible del número.
El impacto psicológico del ELO en torneos presenciales es real y profundo.
Algunos jugadores desarrollan un miedo al descenso. Juegan menos, eligen torneos con rivales débiles o incluso evitan competir.
Otros se obsesionan con el cálculo de puntos: antes de una ronda ya saben cuántos ganarían o perderían. Esto aumenta la ansiedad.
Hay quienes modifican su estilo de juego para cuidar su rating. No arriesgan. Juegan tablas rápidas. Prefieren seguridad a lucha.
Todo esto empobrece el ajedrez que se ve en los torneos y limita el crecimiento real del jugador.
El amor por el juego se convierte en una defensa del número.
Y paradójicamente, esto también puede perjudicar el rendimiento, generando un ciclo de frustración que se retroalimenta.
🗺️ 6. ¿Existe un sistema mejor?
Aunque el ELO sigue siendo el estándar, existen alternativas y propuestas para corregir sus limitaciones:
Glicko y Glicko-2
Introducen el concepto de “incertidumbre”.
Si jugás poco, tu rating tiene un margen de error más alto.
Si jugás mucho, se vuelve más confiable. Esto puede reflejar mejor el nivel real de jugadores inactivos o en crecimiento rápido.
Propuestas híbridas:
Algunas federaciones estudian usar sistemas que valoren la calidad del juego (por ejemplo, precisión según análisis de motor) en paralelo al resultado.
Otras proponen ajustes regionales para corregir la subestimación en ciertos países.
Pero todos estos cambios requieren reformar el sistema global, lo cual es complejo por razones logísticas, políticas y económicas.
🤔 7. ¿Sos tu ELO?
La pregunta final es filosófica: ¿Somos el número que llevamos al lado de nuestro nombre?
Muchos ajedrecistas sienten que su identidad gira en torno al ELO. Pero lo cierto es que ese número no captura:
Tu crecimiento como pensador.
Tu comprensión estética del ajedrez.
Tu madurez emocional frente al error.
Tu amor por el juego.
El ELO puede ser útil, pero no debe ser una prisión. Podés mejorar aunque no suba. Podés jugar hermosamente y perder. Podés enseñar a otros y seguir siendo un jugador “modesto” en rating.
🎯 Conclusión
El ELO presencial es una herramienta valiosa, pero tiene límites claros. No mide el alma del ajedrecista. No ve el sacrificio detrás del reloj. Y, definitivamente, no define tu valor como persona ni como amante del ajedrez.
Jugá para entender más. Jugá para descubrir. Jugá para expresarte.
Y dejá que el ELO, cuando quiera, te siga.
Espero que este tema sea de ayuda a quiénes desean progresar y asimilar mejor su ELO.
Eso es todo. Gracias por leerme y...
¡Hasta la próxima jugada!
evillaq82@gmail.com